miércoles, 9 de marzo de 2011

De vicios, amores y otras pasiones

Siempre pensé que yo era una de esas personas que podía dejar cualquier vicio con facilidad, y practicamente ha sido así, hasta que un día me di cuenta que dejar un vicio me incitaba a darle la bienvenida a otro...

Mi primer "vicio" fue el deporte, esa pasión por el fútbol que comenzó a los 11 años y que ha ido creciendo poco a poco (uno de los vicios que aún mantengo). Me calaba cada juego en la televisión, lo jugaba en cónsolas, jugaba con un primo a hacer equipos estrellas y ver quien era el mejor "DT", luego lo comencé a practicar, al principio con muchas dificultades, poco a poco fui mejorando con el tiempo, y practicarlo se volvió mi vicio, tanto que, no me importaba la hora a la que me invitaran, yo siempre aceptaba una invitación a jugar fútbol.

Con este vicio, comenzó, sin darme cuenta, a nacer otro; con aquella excusa de "estoy cansado, tengo sed", se hizo habitual, después de cada tarde de fútbol, reunirnos en casa de un amigo a tomar "Nestea" y me fui volviendo adicto; luego eran desayunos, almuerzos y cenas con nestea. Llegó el punto en que me tomaba entre 1 y 2 litros de nestea diariamente.

El tercer "vicio" fue la computadora, el internet; solía pasar horas y horas ligado al "msn" y a las redes sociales (siempre con el vaso de nestea), dejé el hábito de leer, no veía televisión, porque todo lo tenía en el internet, no dormía... Y aunque pude superar esa etapa, admito que ahora, a tantos kilómetros de mi hogar, y sin tener mucho que hacer, paso mucho tiempo en esta computadora.

Pero crecí y comenzaron a llegar esos vicios de adolescentes... El primero fue el vicio de los fines de semana, no había un fin que no me reuniera con mis amigos, solía salir en las noches, llegar en las mañanas, beber mucho, a veces demasiado...

Y eso me llevó al siguiente vicio, las mujeres, y digo "las", porque al principio no había una en específico, me gustaban todas, cualquiera que tuviera unas buenas piernas, un lindo pecho, un rostro bonito, en fin, cualquiera. Era el simple hecho de "caerles" lo que me gustaba, conocerlas, aprender de ellas, saber como tratarlas, que cosas decirles... Y lo hice con cuantas pude, mientras pude, conocí besos, cuerpos, tuve buenos y malos ratos; pero fue un vicio pasajero, quizás algo bohemio, hasta que...

Hasta que conocí el peor mejor de mis vicios. Más allá de la superficialidad de todas aquellas mujeres, más allá de esos besos falsos y esas conversaciones vacías; conocí a una mujer que de verdad me atrapó, supo hacerme suyo, tanto como yo supe hacerla mía, y aprendí más de ella, que con todas las demás... Fue mi vicio durante 3 años, y fue tan duro dejar ese vicio, quizás por haberla consumido tanto, tanto, que nos costó alejarnos...

Y dejar este vicio, fue lo que mas vicios le trajo a mi vida... Volví al vicio de los fines de semana llenos de alcohol, buscando olvidarla, de a ratos, volví al vicio de las mujeres desconocidas, de besos falsos y conversaciones vacías... Ahora fumo, y hago deporte apenas una vez a la semana...

Y quizás dejar ese vicio, fue el que más me motivó a este nuevo vicio, el vicio de escribir...



Libro recomendado: "Gato Rojo" -Peter Spiegelman

2 comentarios:

  1. Eres un grande bro! Puedo decir que me quedo un vicio, pero el mío fué infimamente corto al tiempo tuyo.

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  2. Es así, pero el tiempo no hace al vicio, al vicio lo hacen las ganas, la voluntad.

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