jueves, 19 de julio de 2012

Vacía

Sintió cómo explotaban esas chispas en su cerebro, como cotufas en un microondas. Un Big Bang interno, una implosión muy personal. Sintió cada hálito del espeso viento que se escurría por su garganta seca hasta llegar a sus desalmados pulmones, tan oscuros y vacíos. No tosió, no frunció el ceño. Saboreó el denso humo a la medida. Y hubo estallidos que se sentían como bombas nucleares. Se expandía la pólvora dentro de ella.

Ahora nada la detiene. Es inmensa, hermosa, vacía, como un museo de arte moderno. Congela todo a su alrededor. Su siniestra mirada y su cadavérica tez no dejan de llamar la atención. En sus dilatadas pupilas se reflejan las preguntas que tanto se hace: ¿Qué busco? ¿Hacia dónde voy?... Te busco a ti, a ti, a ti y a esa pareja de allá.

Siente la envidia y el temor. Siente el mareo, la opresión, el temblor. Los ruidos la apabullan y la hacen huir. Ella sólo quiere dormir. Está cansada y es hermosa, y es vacía... Vacía.






lunes, 2 de julio de 2012

Tesis sobre Líneas y Cuadrados


Mucho antes de la llegada de Galileo, se pensaba que la Tierra podría ser plana, cuadrada, de forma cúbica o hasta circular; cada cultura le daba una forma concebida a su entender, a su medida. Sería hasta el siglo XVII cuando el astrónomo (y artista en todo campo que se presentase) florentino, tras largos y enfatizados estudios nos mostró y demostró que la forma real de la Tierra era esférica.

Ya para el siglo XIX y con tecnología más avanzada (gracias, querida ciencia) Gauss y Helmert tratando de perfeccionar la teoría propuesta por la Academia de Ciencias de Francia, sobre la Tierra como un elipsoide, para definirla finalmente como un geoide (un elipsoide algo regular).

Bien, la presente Tesis no pretende debatir los argumentos encima escritos; tampoco pretende dar una clase de Historia, ni de Física, ni de Astronomía. Lo anterior fue una (barata) introducción a mi teoría (muy personal) sobre el comportamiento geométrico-humano porque, como podrán observar, la geometría nos la han metido por los ojos desde hace siglos, la llevamos en las venas. La geometría es muy humana. El humano, muy geométrico.

Todo comenzó hace algunos años, cuando todavía era un adolescente, un adolescente poco común al que le gustaba observar el comportamiento animal humano. Analizaba todo a mi alrededor, todo aquello que caminara sobre dos piernas (prefería -y prefiero- las depiladas). Comencé a notar las diferencias entre personas; pero no las diferencias básicas como el sexo, la raza, la cultura o la religión. Había algo más allá de todo eso que nos hacía diferentes. Entonces decidí dividirlos en dos grupos, a los cuales decidí nombrar como: Líneas y Cuadrados.

Al principio me costaba organizarlos y darles características propias para decidir en qué grupo iba cada persona. Hasta que conocí a la primera Línea. Mi Línea.

Cada Línea en el mundo tiene una Línea paralela, pero no siempre respetan su paralelismo y llega un punto (o varios) en los que las Líneas se encuentran; porque las Líneas tienden a crecer hacia sus extremos, de eso viven, del crecimiento personal-lineal. Las Líneas son seres infinitos.

¡Ojo! una Línea tiene una única paralela en su vida, su equidistante personal. Las Líneas se pueden encontrar con otras Líneas, pero siempre regresarán a su paralela, porque es la que le corresponde.

No obstante, una Línea también se puede encontrar con un Cuadrado.

Los Cuadrados son aquellas personas cerradas al conocimiento, su vida es cíclica y, por mucho que puedan llegar a aprender, siempre serán Cuadrados y llevarán su vida cuadrada.

Una Línea puede cometer el error de enamorarse de un Cuadrado. Hasta pueden tener una linda relación que les dure años, pero si la Línea es una Línea auténtica, llegará el día en el que se aburra del Cuadrado, porque es Cuadrado.

Ustedes saben de quien les hablo. Todos conocemos a los Cuadrados. Tienen horarios fijos, uniformes, peinados, les gustan los relojes caros y usan perfumes de marcas, tienen buenas y estrictas costumbres. Nunca anduvieron a pie y a lo mejor ni conozcan el lugar en el que viven, hay los que sí, pero no por eso dejan de ser unos Cuadrados… y su vida siempre será de Cuadrados.

Los Cuadrados nunca serán Líneas, pero las Líneas se pueden transformar en Cuadrados. ¿Cómo lo hacen? Fácil, dejándose arrastrar a esa vida.

A las Líneas les gusta la libertad, pero hay Cuadrados con mucha suerte, que consiguen atrapar Líneas que no les pertenecen, entonces las arrastran a su vida cuadriculada. Y son muy pocas las veces que una Línea vuelve a ser una Línea después de cuadricularse.

Las Líneas no le corresponden a los Cuadrados, pero hay Cuadrados con mucha suerte (valga la anáfora).

Una Línea puede no saber que es una Línea, pero un Cuadrado siempre sabrá que es un Cuadrado, por eso se les hace fácil engañarlas, haciéndose pasar por otras Líneas, para hacerles creer que son sus paralelas.

Lo que los Cuadrados no saben, porque no les entra en sus cuadradas cabezas, es que una Línea siempre se volverá a encontrar con su verdadera Línea paralela. No importa en qué punto en el infinito. Las Líneas paralelas siempre (énfasis en: SIEMPRE) se desviarán para encontrarse y olvidar por un momento su paralelismo.

No hace falta que describa gráficamente a una Línea. Las Líneas sabemos cómo somos, y no podemos darles más información a los Cuadrados.

Si leíste esto y eres un Cuadrado, lamento tu condición, aunque me agrada saber que nunca serás una Línea. Si leíste esto y eres una Línea que no ha encontrado su paralela, no desesperes, en cualquier momento uno de los dos hará el desvío correcto. Y si eres una Línea que ya la encontró, seguramente estarás como yo, esperando que uno de los dos se desvíe otra vez, para volver a encontrarnos. Porque las Líneas somos seres infinitos y estamos seguros de que nos volveremos a encontrar en nuestro camino.