Sigo
siendo el mismo animal despiadado que una vez te dio cobijo bajo su manta. Soy
el mismo fantoche que te dejaba sola en las noches para empinar el codo entre
amigos y putas. Soy el mismo crío estúpido que se fumaba un joint para
distraerse pero le tenía miedo a las drogas fuertes. El mismo idiota que te
recitaba las palabras que necesitabas escuchar.
Aún
soy el eyaculador precoz que te enjuagaba la espalda con su semen apenas te
ponías en cuatro. El mismo sádico que te dejaba marcada la palma de su mano en
las nalgas. Aquel obsesionado que introdujo la técnica del 69 a tu hermético
repertorio. El mismo “Dios” como solías llamarme, cuando te hacía acabar tan
sólo con sexo oral. Soy el mismo adicto que lo único que te dedicaba era: pajas.
No
vengo a ofrecer la guerra porque ya no vivimos de eso. Tampoco quiero una
tregua contigo porque eso sería el colmo de lo aburrido. Ambos sabemos que
algún día estarás de nuevo en mi cama y que me correré en tus idílicas tetas
otra vez, que tu boca está hecha a mi medida, y que no habrá despedida hasta
que nos hartemos de nuevo de tanta sensatez. Para nadie es un secreto que
supimos pasarla bien, a nuestro modo. Tú siempre tan cínica, yo siempre tan…
Sigo siendo el mismo.
Cuanta verdad puede haber en este escrito? No lo sé, pero le ha pasado a muchos. Y muchas otras lo han vivido, pero siempre ocultandoló.
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