lunes, 22 de agosto de 2011

Nuestra Revolución

Fuimos soldados en esta guerra
Mi izquierda contra tu diestra
Pero esta guerra no era la nuestra
¿Quiénes somos nos?

Nunca supimos de su intención
Nos atacamos sin compasión
Perdimos vuelo en esta misión
¡Yo no quería atacarte a vos!

Armas a cuestas
Tres dedos de testa
Afeitada la cresta
¡Es nuestra revolución!

Yo estaba dispuesto a dejarlo todo
Olvidar estos mares, limpiar este lodo
¡Yo no quería dejarte a vos!

Perdimos, ganamos
Mas nunca olvidamos
Sin armas en mano
¡Es mi revolución!

Yo no quería dejarte
Pero es más fuerte que yo
¡Es nuestra revolución!

martes, 16 de agosto de 2011

Reflexiones Insomnes

Tengo tres días sin dormir, setenta y dos horas, no voy a seguir sacando cuentas para parecer más específico, ya saben a lo que me refiero. No me he bebido ni una taza de café, quizás un vaso de Coca-Cola.

No he fumado nada extraño, cero drogas. Hasta el cigarro he dejado en estos tres días. ¿Cómo lo dejé? No me pregunten, él me dejó a mí.

¿Cómo he hecho para mantenerme despierto? Tampoco lo sé; pensando, sería mi respuesta más lógica, o por lo menos, la única basada en un hecho sincero.

La verdad es que lo único que he hecho en estas setenta y dos horas ha sido pensar. He llegado a conclusiones a las que no llegaría durmiendo 1/3 de día (que es lo que duerme un ser humano común).

Pero, ¿qué he sacado de todo esto?

¿Sabías que, según el dato anterior, un ser humano “común”, duerme un tercio de su vida?

Es decir, si mueres a los 75, habrías pasado 25 años durmiendo.

Ok, más realista, porque no espero llegar tan lejos. Si vives hasta los 60, sólo habrías vivido 40 años, mientras habrías pasado 20 años durmiendo.

20 años, para mi es una eternidad, es más de la mayoría de edad. Cuando cumplí mis 20 años ya me sentía un viejo, es toda una vida. Me traumatiza el hecho de que la gente duerma tanto y no viva.

Si cuando estamos despiertos es que somos “productivos” (algunos), es cuando hacemos algo, es cuando disfrutamos este período de tiempo al que llamamos “vida”.

Y muchos dirán “pero el cuerpo necesita descansar” y yo no responderé algo tan cliché como “el cuerpo descansará bastante cuando muera”. Es la verdad, necesitamos descansar. YO NECESITO DESCANSAR.

Pero, pensar y escribir, me parecen mejores actividades.

¿Será este notable hecho el causante de mi insomnio?


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Mi segundo punto es, ¡QUÉ INCREÍBLE ES LA VIDA DE LOS PERROS!

Son bárbaros, ellos tienen todo el tiempo del mundo para descansar y aún así, están despiertos, sin nada que hacer. Sabios.

Estuve analizando el comportamiento del perro de la casa y me dije a mí mismo “quiero tener una vida de perro”.

Claro que hay perros que la pasan mal, pero, como todo, son cosas de la vida. También hay personas en la calle, moribundas, sin hogar. Ser “personas” no nos salva de ese mal.

Si yo fuera un perro, sería tan feliz. Viviría esperando que me sirvieran la comida y el agua. Mientras tanto le ladraría a todo el que me pasara por al lado, como si entendieran de qué se trata mi revolución.

Si nosotros entendiéramos a los perros, seguro ya nos tendrían dominados.

La otra cuestión es que, ellos andan por ahí, dejando a sus cachorritos en cualquier perra y desentendidos totalmente de cualquier tipo de responsabilidad. Claro, para hacer esto tampoco hace falta ser perro, conozco hombres tan animales como para hacerlos. Pero a estos animalitos no les pesa la ética, ni la moral. Nadie hablará mal de ellos, ni serán mal vistos, porque son perros, es su naturaleza.

Por eso, ¡QUIERO UNA VIDA DE PERRO!



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Para concluir… Conocí una mujer… Sí, otra mujer.

No la he visto en persona, no he escuchado su voz. Si vi tres o cuatro fotos de ella, es mucho. Tampoco me hace falta más.

Más de ella, causaría un efecto contraproducente, algo desastroso en mi persona.

He hablado con ella alrededor de dos semanas, quizás un poco más, quizás un poco menos, pero estoy seguro que es de las mujeres más especiales que he conocido en algún tiempo. De esas que de verdad llaman mi atención.

Ella no es una más del montón.

Pero no puedo tenerla en exceso, no quiero aburrirle, ni quiero aburrirme de ella. Ella es, simplemente, genial.

Tiene actitud, fuertes ideales, razonamiento, críticas con bases fundamentadas. La conozco como si tuviera dos años hablando con ella, pero son dos semanas.

Ha pasado por cosas peores de las que yo he pasado, y la confianza que me demostró, cuando me contó sobre su vida, fue impecable.

Tiene buenos gustos musicales. Le gusta el fútbol, tanto o más que a mí. Quizás diferimos en algunas opiniones, pero para mí, ella es muy ideal.

No quiero alargar más esto, creo que conseguí mi hora de dormir. Pero de seguro, esta historia continuará…

lunes, 8 de agosto de 2011

Homicidio culposo

Se supone que el primer beso no se olvida, ni se olvida la primera persona a la que has besado. El primer beso es como el primer crimen, ese primer homicidio casi culposo, en el que no olvidas a la víctima. La víctima te persigue cada noche.

Pero en mi caso fue diferente. No recuerdo mi primer beso, no recuerdo a mi primera víctima. Recuerdo los detalles opacos, como destellos que vienen a mi memoria.

Recuerdo los nervios que sentí, como cualquier otro novato. Recuerdo el clima frío, recuerdo un abrazo.

Recuerdo unos labios resecos acercándose, recuerdo su sabor y recuerdo el momento en el que desenfundé el arma.

Ella estaba tranquila mientras yo me acercaba, no reaccionó. No se protegió, ni se defendió, ni siquiera huyó, y tiempo tuvo de sobra para escapar. Pero, ¿por qué no corrió? Sabiendo el peligro que la rodeaba.

Ella se dejó llevar por el momento, dejó que el clima la congelara y le paralizara las piernas. Yo no tuve piedad. Nunca practiqué, pero saqué mi mejor disparo a la primera.

Se fue al suelo como una piedra, nuestra respiración sincronizada la calmaba. Nada va a pasar –le dije- como si yo fuera el experto en la materia.

La arropé con mi chaqueta para que no temblara, luego llegaron el segundo y el tercero. Pero no llegaba nada. Dijo “quédate, no me abandones, ¿qué harás cuando te vayas?, ¿me recordarás el día de mañana?”

Desperté al otro día en mi habitación. Una nota en mi bolsillo que decía:

“¿Por qué lo hiciste? Disparar y luego irte, has sido un cobarde. Por siempre me recordarás. – Los primeros labios que besaste”.

Y he buscado tu imagen en viejos archivos, en las páginas de homicidios. Una foto, una pista, apenas una muestra de tu cara. Pero no, querida, ¡qué fácil te olvidé! Pero ¡cuánto quisiera recordarte!

jueves, 4 de agosto de 2011

Vivo

Vivo en cada noche que te sueño
Y muero otra vez al despertar
Vivo en cada uno de los besos
Que te sofocan, antes de dejarte reaccionar.

Vivo en cada noche que me sueñas
Y muero otra vez al amanecer
Vivo en los labios que te besan
Vivo en los ojos que te ven.

Vivo en cada mano que te toca
Y muero ante tu cuerpo en ausencia
Vivo en cada piel, que con tu piel, roza
Me voy con el viento que lleva tu esencia.

Vivo en las sábanas que te cubren
En cada prenda que a tu piel arropa
Vivo en esos cobardes que huyen
Dejando, apenas, el banco y la soga.

Vivo en cada uno de los pagos al contado
Soy dado en efectivo, después de la faena
Me voy cada mañana, en drogas, mal gastado
Esperando esta noche, poder ser de la buena.

Vivo cada vez que te humedeces
Inhalo cada lágrima que a tu rostro baña
Sabes quién soy, quien nunca se desvanece
Y al final de la jornada, tú eres quien me extraña.